domingo, 22 de abril de 2007

un momento...

Santiago, metro, línea uno. Cansado y solo con ganas de llegar y recostarme en la cama, miraba la gente que me rodeaba, sin ánimo y desgastadas por la rutina. De un instante a otro ella estaba parada a mi lado, y su piel rozaba los pelos de la manga de mi chaleco, el cual contenía a mi inerte brazo colgando de aquella fría barra de metal. Comenzaba a sentir una leve calidez agradable en mi brazo. Era su cabeza. Conservaba un estado entre dormido. No quise mover ni un músculo, para mantener ese grato momento. Pero finalmente llego, Las Rejas…